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La Enfermedad de Parkinson es una enfermedad que afecta al sistema nervioso en el área encargada de coordinar la actividad, el tono muscular y los movimientos. Fue descrita por James Parkinson en 1817 como “Parálisis Agitante”, refiriendo en este nombre dos de los síntomas principales: la rigidez (parálisis) y el temblor (agitación).
La Enfermedad de Parkinson es un proceso crónico que pertenece a un grupo de trastornos que tienen su origen en la degeneración y muerte progresiva de unas neuronas, las dopaminérgicas, cuyo neurotransmisor primario es la dopamina y que cumplen funciones en el sistema nervioso.
Es una enfermedad neurodegenerativa, de progreso lento e invalidante tanto física, cognitiva y socialmente. Se estima afecta al 1% de la población mayor de 50 años, siendo la media de edad de comienzo entre los 60 y 65 años.A pesar de tratarse de un proceso degenerativo, la fisioterapia neurológica puede lograr mejorar la calidad de vida del paciente
Esta pérdida neuronal se localiza en la zona de unión entre el cerebro y la médula espinal, el tronco del encéfalo, particularmente en aquellas neuronas que se hallan en un núcleo llamado sustancia negra y más concretamente, en una porción de este núcleo que se denomina la parte compacta. La sustancia negra recibe este nombre debido a que algunas neuronas de este núcleo se encargan de producir un pigmento que se llama melanina y que le confiere una coloración oscura.
En la Enfermedad de Parkinson se pierden dichas neuronas, por lo cual el núcleo palidece. A medida que las neuronas pigmentadas de la sustancia negra desaparecen, se deja de producir una sustancia llamada dopamina. La dopamina es un aminoácido que, en el cerebro, actúa como neurotrasmisor, es decir, que es capaz de transportar información desde un grupo de neuronas a otro a través de mecanismos químicos y eléctricos. La dopamina se encarga de trasmitir información desde la sustancia negra a otras zonas de cerebro que forman entre sí un circuito de conexiones. Como consecuencia de la degeneración de la sustancia negra disminuyen los niveles de dopamina, apareciendo los trastornos característicos de la enfermedad.
La rehabilitación se encamina principalmente a mejorar el estado físico y a retrasar la progresión de los síntomas motores, permitiendo mayor grado de autonomía para realizar actividades cotidianas que impliquen movilidad (levantarse, asearse, vestirse, pasear…). La fisioterapia ayuda a rehabilitar la marcha, superar bloqueos, facilitar los cambios posturales, mantener la amplitud de movimiento y la elasticidad muscular, y a disminuir las molestias físicas derivadas de otros síntomas que aparecen durante la evolución de la enfermedad.
La fisioterapia neurológica pone a disposición de la personas con daño cerebral, una serie de conocimientos dirigidos a mejorar, entre otros aspectos, la calidad y la eficacia de los movimientos, el control postural, mejorar la marcha, la estabilidad, reducir la espasticidad, los temblores, la fatiga y a la búsqueda de la autonomía, la independencia en la vida diaria y mejorar así la calidad de vida tanto del paciente como del familiar o cuidador. Así pues, compartiríamos que la intervención fisioterápica en neurorrehabilitación consiste en el conjunto de acciones que permiten el reaprendizaje motor en condiciones patológicas.
El tratamiento fisioterápico de las personas con daño cerebral adquirido se fundamenta en la comprensión y manejo del cuerpo como unidad funcional y de la patología como una respuesta orgánica global, variable e individual. Es decir, el tratamiento tiene un enfoque holístico de la persona considerándola de forma global.
La fisioterapia en este campo busca prevenir complicaciones, mejorar la fuerza, coordinación y los rangos articulares, así como las respuestas de enderezamiento y equilibrio.
En el caso de la neurorrehabilitación volvemos a insistir en la importancia de que ésta se realice de forma temprana. Comenzando el proceso de manera inmediata, se podrá fomentar la recuperación de la función perdida.
El ejercicio de la fisioterapia en neurorehabilitación necesita de una formación especializada y global. Esto es así puesto que el manejo de la persona con DCA requiere una comprensión holística del mismo, considerando cómo se ha organizado postural y motóricamente tras su lesión para establecer un tratamiento adecuado.
Las líneas más importantes de actuación en esta área tienen que ver con el tratamiento precoz y la repetición de la actividad motora. Cumpliendo estos tres objetivos facilitamos el aprendizaje y la estimulación diaria de la persona afecta.
Por último, es importante remarcar como objetivo principal de la fisioterapia, facilitar el reaprendizaje motor, sumando estímulos para llegar a la automatización del gesto motor y así convertir el movimiento en función. La inclusión de tareas motoras es esencial para lograr que el aprendizaje sea más eficiente.
Cada año, se producen en España 1000 nuevas lesiones medulares traumáticas, de las cuales más de la mitad tienen como causa accidentes de tráfico. El resto se debe a caídas, golpes, lesiones deportivas o accidentes, destacando los producidos por zambullidas en el agua, que aumentan en los meses de verano. A lo que hay que sumarle un 30% más producidas por enfermedades y procesos médicos, siendo las primeras más frecuentes en hombres e igualándose en ambos sexos las segundas.
La médula espinal es el canal que conecta el cerebro con las diferentes partes del cuerpo y por el que este recibe la información sensorial (tacto, dolor, temperatura, postura) desde la piel y los diferentes sistemas corporales (circulatorio, respiratorio, musculoesquelético…); y envía información motora a través de las raíces nerviosas y nervios que salen de ella y que forman el Sistema Nervioso Periférico (SNP), que también es responsable de controlar funciones involuntarias del cuerpo (respiración, flujo sanguíneo, digestión) y producir las respuestas motoras reflejas.
Los síntomas de las lesiones medulares dependerán del nivel en el que se ha producido la lesión y esta puede darse en la columna cervical, donde se pierde el movimiento y las sensaciones de las 4 extremidades, a lo que se le llama tetraplejia, y se afectan funciones básicas como la respiración; en la columna dorsal, donde se suele mantener las funciones de los brazos y se ve afectada la movilidad y la sensibilidad de las piernas, lo que se denomina como paraplejia; en la zona lumbar, que son las menos complejas y las que producen menos complicaciones, se puede caminar con ayudas técnicas y mantienen la independencia funcional. Estos síntomas también varían dependiendo de si la lesión es completa, donde se verá afectada la parte motora y la sensitiva por completo por debajo de la lesión; o parcial, que dependiendo de las fibras nerviosas dañadas, afectará a la sensibilidad o al movimiento en mayor o menor medida.
Las más frecuentes suelen ser de tipo respiratorio, circulatorio, intestinales, de vejiga, en la función sexual y reproductiva y la aparición de dolor neurógeno. A nivel muscular se puede dar espasticidad o aumento patológico del tono muscular, que impide la movilización normal de las articulaciones; o flacidez o disminución del tono muscular en el que la musculatura está blanda y no presenta ningún tipo de resistencia a la movilización. Esto se da en la musculatura que queda por debajo de la lesión y el grado depende de cómo sea ésta. En este punto, la fisioterapia se centra en evitar complicaciones de tipo respiratorio y circulatorio y la aparición de zonas de presión y del manteniendo de la musculatura mediante movilizaciones pasivas y cambios posturales que se realizan en la cama. Una vez pasada la fase aguda y haya una consolidación de la lesión, comienza el proceso de rehabilitación, donde se evalúa el alcance real y las posibilidades de tratamiento.
La fisioterapia, como parte del equipo de rehabilitación, utiliza diferentes técnicas de intervención:.
Tratamiento postural: cuyo objetivo tratar de evitar o reducir al máximo posible las complicaciones por malas posturas en la cama o en la silla.
La esclerosis múltiple es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta al cerebro, tronco del encéfalo y a la médula espinal. La mielina, la sustancia que recubre las fibras nerviosas, resulta dañada y entonces la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro se ve interrumpida.
Presenta una mayor incidencia en mujeres hasta los 40 años; a partir de esa edad, es más frecuente en hombres. En el 70% de los casos el primer brote se suele producir entre los 20 y los 40 años, el 20 % desarrolla la enfermedad después de los 40 años y solo en el 10% se presenta a partir de los 50 años. La esclerosis Múltiple es que se da más en climas templados en oposición a los tropicales y subtropicales.
Se trata de la enfermedad crónica más frecuente en adultos jóvenes en Europa y la segunda causa de incapacidad en este grupo de población, después de los accidentes.
Aunque el primer caso diagnosticado data del año 1849, los científicos desconocen aún hoy al cien por cien la causa de este trastorno, aunque sospechan que se trata de un problema multifactorial. La mayoría de los investigadores cree que la esclerosis es una enfermedad autoinmune, en la que el organismo lanza un ataque defensivo contra sus propios tejidos, concretamente la mielina. Por este motivo, no se descarta que esos ataques del sistema inmunológico estén vinculados con un elemento ambiental de origen desconocido, quizás un virus. Probablemente una cierta predisposición genética en combinación con algún agente exterior condicione la respuesta inmunológica capaz de poner en marcha el proceso.
No hay ningún síntoma característico que ayude a realizar un diagnóstico inicial. Incluso es frecuente que el primer episodio pase desapercibido sin que se consulte al médico. A menudo, las primeras manifestaciones que se presentan son problemas de visión borrosa, doble o pérdida de la misma. La mayoría de los pacientes experimenta además sensaciones anormales como hormigueo, entumecimiento y picazón, pérdida de fuerza en los brazos o piernas, y trastornos del equilibrio o de la coordinación.
Los beneficios de realizar fisioterapia desde el momento del diagnóstico
Se distinguen tres formas principales de presentación de la enfermedad:
La resonancia magnética, así como la exploración neurológica, el estudio del líquido cefalorraquídeo para ver si contiene anomalías celulares y los potenciales evocados que miden la velocidad de respuesta del cerebro a distintos estímulos, son las pruebas que confirman el diagnóstico y pueden ayudar a localizar las lesiones en el sistema nervioso central. Éstas se denominan placas y son perdido mielina. Generalmente son pequeñas y están diseminadas de manera difusa; fuera del cerebro estas lesiones afectan a los nervios ópticos, el tronco del encéfalo y la médula espinal.
Hasta que los avances en medicina permitan tratar la esclerosis múltiple, la fisioterapia neurológica constituirá el principal tratamiento
Hoy por hoy no existe ningún tratamiento curativo para la esclerosis múltiple y los tratamientos disponibles están dirigidos a modificar la evolución de la enfermedad, paliar sus síntomas y rehabilitar al paciente. Los brotes o recaídas se tratan con corticoides, que por sus propiedades antiinflamatorias pueden reducir su duración y gravedad. También se emplean fármacos que modifican la evolución de la enfermedad, llamados inmunomoduladores.
A día de hoy se continúa investigando para alcanzar algún tratamiento farmacológico que cure la enfermedad o al menos logre remitir las recaídas.
Pero hasta que se logre, el tratamiento mediante fisioterapia especializada constituye la principal medida. El fisioterapeuta trabajará sobre los síntomas motores y sensitivos para que la persona se recupere tras los brotes, tenga las menores secuelas posibles tras los mismos y alcance la máxima funcionalidad dentro de sus posibilidades. De este modo, la fisioterapia neurológica constituye el principal recurso de tratamiento.
No hay dos pacientes iguales en sus circunstancias o en sus síntomas, así que dos tratamientos no pueden ser iguales. Sin embargo sea cual fuere el abordaje adoptado, hay ciertos problemas comunes a la mayoría de los pacientes con incapacidad que es posible anticipar y prevenir.
La pérdida de funcionalidad y calidad de vida de aquellos que padecen muchas de estas patologías, que afectan a unas 60.000 personas en España, hacen especialmente necesario el tratamiento de fisioterapia que en muchos casos debe desarrollarse forma permanente.
La actuación de un fisioterapeuta permite optimizar la independencia, la seguridad y el bienestar, y de ese modo mejorar la calidad de vida de los que padecen enfermedades neuromusculares, destacando los siguientes objetivos en la intervención del fisioterapeuta:
Las enfermedades neuromusculares (ENM) forman un conjunto de más de 150 enfermedades neurológicas que afectan al músculo, a la unión neuromuscular, al nervio periférico o a la motoneurona espinal, cuyo origen puede ser genético o hereditario y también adquirido siendo su diagnóstico complejo.
Producen afectación de la musculatura en forma de debilidad, atrofia, miotonía o dolor muscular que, en todos los casos, condicionan la vida de aquellos que las padecen. Además, al tratarse de enfermedades multisistémicas pueden verse afectados otros órganos como cerebro o corazón.
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Fisioterapia y Rehabilitación Neurológica
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